Ocho semanas


Los cachorros pasaron sus primeras navidades en familia. A principios de año dejaron de mamar. Cada día que pasaba se volvían más activos y trastos. Las primeras noches después del destete fueron bastante ajetreadas. Cuando llegaban las nueve o diez de la noche les entraba el nerviosismo y sobre todo Beinn y Yun (antes Ross) empezaban a sacar el agua del bebedero. Esto provocaba que en las carreras de los cuatro se resbalaran y llevaran el agua a todos los sitios. La zona donde estaban parecía una auténtica batalla campal. Por todo ello, las comidas nunca estaban a la hora prevista. Hasta que no gastaban toda la energía no paraban, que solía coincidir con las dos de la madrugada. Además como Ness y Beinn se salían de la paridera, Wind y Yun se quejaban y había que levantarse para sacarlos. Decidimos que lo mejor era quitar la paridera, que ocupaba mucho espacio y ya había cumplido su misión. El lugar favorito para dormir era debajo del sofá. Otro de los sitios favoritos, aunque solamente entraba uno, era el cajón de las patatas.
Yo llevaba tiempo teniendo un compañero de juegos, Wind. Poco después se fueron uniendo el resto de los chicos. Por último, Yun se acabó animando a jugar con todos. Nuestro juego favorito era el pulpo verde ya que tenía patas de donde agarrar y tirar todos a la vez.

Llegó el día de ponerles las vacunas, primero el Parvovirus y después la Trivalente. Dos días después vinieron sus nuevos dueños. Aunque nos hemos quedado muy tristes por no poder seguir disfrutando de ellos, sabemos que Wind y Yun están en muy buenas manos y seguiremos en contacto. Ahora, a pesar de que estamos dos adultos, Mavi y yo, y dos cachorros, Beinn y Ness, la casa parece vacía, los juegos ya no son tan divertidos, ni la casa tan caótica. ¡Una lástima!