Excursiones por el campo

Muchos sábados nos vamos al campo en familia o Carlos y yo. Me encanta cuando vamos a una poza de La Pedriza. La que más disfruta seguro que soy yo, porque estoy todo el rato en el agua. A veces se cansan de que me tire tanto porque cuando salgo empapo todo al sacudirme. Este año vino mi prima Mavi, de la que ya os he hablado. A ella no le gusta el agua, pero como hacía mucho calor la metieron. La primera vez se creyó trucha y pretendió ascender por la cascada de agua. La segunda vez, la muy milindris, se puso a lloriquear mientras nadaba hacia las rocas. No pude evitar nadar hacia ella y hacerla una aguadilla con la pata por quejica.
Otras veces hemos ido en kayak por el río Duratón. Me gusta ir en la canoa, pero lo que más me gusta es cuando paramos a bañarnos. Se tiran desde una roca alta y yo desde una más baja y cruzamos el ancho del río nadando.
Cuando no hace tanto calor nos vamos a las montañas. Me gusta ir a la cumbre de Peñalara en la Sierra de Guadarrama, al pinar de Valsaín y a la Pedriza.

Mis veranos en el Pirineo Aragonés

Hasta ahora todos los veranos hemos ido a una casa en el Valle de Pineta. ¡Eso sí que es vida! Salgo de casa y ya estoy en el campo. Las vistas, ¡alucinantes! Cada mañana nos levantamos pronto para hacer una excursión. ¡Me encantan esos días! Los dos últimos años Mavi ha venido con nosotros.
Subimos al Balcón de Pineta, a la Faja de Tormosa, atravesamos y jugamos en el río Cinca, vamos a Escuaín, vemos quebrantahuesos en el mirador de Revilla y muchas excursiones más.
Un verano fuimos también a la playa una semana, pero pastorear las olas me sentó fatal y estuve dos días muy fastidiada. Como a mi familia no le emociona la playa, de momento hemos decidido no volver.

Mavi aparece en mi vida


Hace dos años, Belén y Carlos decidieron regalarle a Mariví, la madre de Belén, una perrita. Acabaron eligiendo una Coton de Tuléar. Nos fuimos hasta Robledo de Chavela a por ella, al criadero Bella Dare.
El primer saludo de Mavi cuando me acerqué para ver qué era esa especie de  peluche que metían en mi coche fue un gruñido. Al día siguiente, cuando fui a su casa, me persiguió por la misma ladrándome. Sin embargo, enseguida nos hicimos amigas, nos hacemos compañía cuando nos quedamos solas y podemos jugar cuando nos aburrimos.
Aunque en teoría es mi tía, la considero mi prima, porque la edad no contribuye a esa relación familiar.
Mavi también hace Agility, pero Belén tiene que llevar premios muy sabrosos para que muestre interés. Seguro que eso es doping. ¡Qué cara! Como tiene tanto pelo, Carlos la llama la "pantufla voladora".

El Agility, mi gran afición

Como en mi primera casa tenían un club de Agility, mi nueva familia decidió que era muy bueno que hiciera algún tipo de deporte. Contactaron con el Club de Agility Boadilla y, a los ocho meses, pude empezar mi formación. Desde febrero hasta septiembre recibí las clases con Belén de guía y Javier Álvarez como monitor. Mi única compañera de clase, Fiona, se convirtió en mi mejor amiga. Ella dominaba en los juegos y yo no la dejaba beber agua en los ratos libres. En octubre, pasé a manos de Carlos, ya que a él le obedecía más.
Cuando cumplí los dieciocho meses empecé a competir. Me regalaron una caseta para estar tranquila entre pista y pista. Hasta septiembre no conseguí los tres ceros para pasar a grado II. Suele pasar con los Border, ya que vamos tan rápidos que solemos eliminarnos al realizar un obstáculo que no corresponde. En octubre quedé vencedora del Open AEA. En mayo competí en el Campeonato de España y a partir de entonces pasé a grado III. Compito sobre todo en Madrid y alrededores, ya que a Carlos no le gusta viajar para competir. He ganado más de treinta trofeos. En el año 2010 estuve a punto de clasificarme para poder participar en el Campeonato Mundial que se celebrará en Alemania, ya que quedé séptima a nivel nacional de la categoría estándar y van los seis mejores perros.

Mi infancia

Por las tardes me sacaban al jardín para que me diera el aire. En cuanto tuve todas las vacunas puestas empezaron a sacarme de paseo. Mientras tanto tenía una cajita en casa que podía usar. Averigüé que si entraba en ella, previa comprobación de que me miraban, y hacía un poquito de pis, me daban un premio. Después me daba una vueltecita por la casa y volvía a entrar para continuar y recibir otro premio. De esta forma conseguía más premios que haciéndolo todo de una sola vez.
Hacía lo mismo que el resto, si jugaban a que un globo no tocara el suelo, yo lo impulsaba con mi hocico cuando me tocaba; si jugaban al fútbol, era la mejor; si jugaban al Badmington, hacía de recogeplumas; si íbamos de paseo al campo, era la primera y a la vez controlaba al último.
Pero lo que más me gusta es cuando jugamos al frisbee. Casi todas las noches, después de correr y pasear, Carlos y yo  jugamos un rato.
Con el clicker, aprendí rápidamente un montón de trucos como encender o apagar la luz, esconder mi cabeza debajo de la mesa a la vez que miraba de reojillo, hacerme la muerta aunque moviera el rabo, montar en monopatín y muchos trucos más.  Cuando el clicker aparece en acción sé que voy a recibir premio, así que, sobre todo de pequeña, cada vez que lo veía se me hacían los ojos "chiribitas". 

Mi nueva familia

El 19 de septiembre mi nueva familia vino a recogerme. El viaje de Valencia a Madrid fue penoso. Era la primera vez que montaba en un coche y me mareé tanto que estuve varios meses pasándolo fatal cada vez que pensaba que iba a entrar en uno.
Mi primer día fue un poco triste, mi mamá no estaba conmigo y mis hermanos tampoco. Al día siguiente empezó a gustarme la idea de tener una casa, una cama, una pelota y una familia atenta a todo lo que yo hacía.
Mi familia la componen un matrimonio y dos hijos. Carlos, el padre de familia es mi único y auténtico ídolo. Me lleva a todas partes y solo tengo ojos y oídos para él. Belén, la madre de familia es muy buena conmigo, se encarga a diario de todos e intercede por mí para que no me regañen o para que consiga algo. Yo la cuido, la saco de paseo y si noto algo peligroso, la miro y aviso "Tú sígueme, que yo te salvo". Javier es el primogénito y es al segundo al que hago caso, por eso de ser hombre y alto. Cuando me saca con sus amigos voy feliz, porque tengo a tres guardaespaldas conmigo. Icíar es la benjamina, juego con ella y controlo a sus amigos más pequeños, como buen perro pastor.
Al día siguiente de llegar a casa ya sabía donde tenía que hacer mis necesidades. A la semana ya sabía sentarme, tumbarme y saludar levantando la pata tan alto como podía. Por algo dicen que somos la raza más inteligente. En casa me encargaba de despertar a los chicos, avisar de que estaba la comida, ... Tenía que tener la mente ocupada en alguna tarea para no aburrirme.

Mis orígenes


 Nací el 12 de julio de 2005 en el seno de una de las mejores familias españolas de Border Collie, el Hechizo del Border Collie. Mi madre es Fénix, hija del famoso Swing, y de Vento (Vitney vom Mc Schottenerbe), todo un aristócrata alemán de origen inglés. Tengo cinco hermanos de camada.
Mi nombre original es Xena, pero mi nueva familia decidió llamarme Ruth. Todo empezó cuando ellos fueron a Escocia el año anterior a casa de su amiga Ruth y les encantó mi raza. En honor a ella me pusieron su nombre.