


Subimos al Balcón de Pineta, a la Faja de Tormosa, atravesamos y jugamos en el río Cinca, vamos a Escuaín, vemos quebrantahuesos en el mirador de Revilla y muchas excursiones más.
Un verano fuimos también a la playa una semana, pero pastorear las olas me sentó fatal y estuve dos días muy fastidiada. Como a mi familia no le emociona la playa, de momento hemos decidido no volver.